Bandas, enjambres y devastación by Xavier Sistach Leal

Bandas, enjambres y devastación by Xavier Sistach Leal

autor:Xavier Sistach Leal [Sistach Leal, Xavier]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788494261329
publicado: 2014-09-01T00:00:00+00:00


Imagen nº 36.3. Schelte de Bolswert. San Agustín y el milagro de Toledo

Imagen nº 42.1. Miguel Jacinto Meléndez. San Agustín conjurando una plaga de langostas (Museo del Prado, Madrid)

Ya hemos visto que durante muchos siglos las gentes no tuvieron otra alternativa que imaginar soluciones para los terribles y amenazantes enemigos que los acechaban, como enfermedades, tempestades o plagas del campo, y los hombre tenían la creencia y la certeza que si desobedecían a su creador, y por tanto, pecaban, merecían con justicia el castigo del mismo, en forma de esas mismas enfermedades, tempestades y plagas de los campos 26.

Fray Pedro Mártir de la Buenacasa se hace eco que ' los motivos de semejante plaga son nuestras culpas y pecados ', añadiendo que ' entre ellos, dos son los que irritan mas la Divina Iusticia para castigarnos con langosta. El primero es no pagar los diezmos a la Iglesia como se deve, y el segundo es la falta de Iusticia '27

El demonio sería el instrumento que conduciría tales calamidades y desastres, siempre bajo la permisividad divina. Por tanto, la solución idónea para volver propicio al Todopoderoso estaba en desagraviar las ofensas cometidas mediante sacrificios, penitencias y la petición de perdón y misericordia. De aquí el papel tan destacado de los exorcistas, cuya misión consistía en ahuyentar a las potencias del mal.

Esta especie de exorcistas benefactores, conocidos como 'saludadores', o los que dan salud, y también llamados 'conocedores de brujas', poseían facultades especiales para distinguir el mal de ojo de otras dolencias y saber identificar a los supuestos causantes de las mismas, apartar tempestades, contener la acción del fuego, ahuyentar la langosta e incluso 'transformar unos en otros los seres y las cosas'.

Esta virtud que los hacía superiores al resto de los mortales les era conferida por nacimiento, y su condición venía anunciada por una serie de señales, como ser el séptimo hijo varón de una familia en la que todos los vástagos fueran de sexo masculino, nacer en Jueves Santo o Viernes Santo, llorar en el vientre materno, tener la imagen de la cruz debajo de la lengua o la rueda de Santa Catalina 28 en el paladar. Las oraciones o ensalmos para curar a los dolientes se enseñaban de padres a hijos.

Según palabras de Gaspar Navarro, autor de Tribunal de superstición ladina, publicado en Huesca el año 1632, refiriéndose a los saludadores comenta que ' dizen que sanan con la saliva de la boca, con su aliento, con su vista y tacto, diziendo ciertas palabras, y vemos que muchas personas se van tras ellos para que les saluden de ciertas enfermedades o les preserven de caer en ellas. Dizen que conocen las brujas y brujos, como en algunas ocasiones se han visto que la gente ignorante y necia han llevado algunos saludadores a ciertos lugares para que les dixessen quienes eran brujas o brujos '.

Las plagas de langosta, consideradas asimismo como ' castigo que Nuestro Señor envia por pecados ', simbolizaban más que ninguna otra catástrofe el infortunio por antonomasia.

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